TRAMPAS, RAPACES Y PINCHOS CONTRA PALOMAS

La empresa adjudicataria del servicio de control de plagas de aves urbanas ha iniciado esta semana los trabajos para reducir la población de palomas

El Ayuntamiento de Torrelavega ha adjudicado el servicio de control de plagas de aves urbanas, una medida que será aplicada por primera vez en la ciudad de Torrelavega, y que tiene como objetivo reducir y controlar la población de palomas. La superpoblación de estas aves en Torrelavega viene ocasionando numerosos problemas ciudadanos, tanto a vecinos en particular como a comunidades en general, de especial manera en algunos lugares concretos de la ciudad. Es por ello que el Consistorio ha decidido por primera vez en su historia hacer frente a este tema como un problema de "salud pública".

El concejal de Medio Ambiente y Salud Pública, José Luis Urraca ha explicado que no se trata de erradicar la palomas, sino de controlar y regular su población hasta unos niveles aceptables, para que se dé una convivencia adecuada entre estos animales y la ciudadanía, y para que no produzcan molestias a las personas, daños al patrimonio y otra serie de inconvenientes. Esta misma semana ya ha comenzado el trabajo de campo de la empresa adjudicataria por la ciudad con un chequeo de los principales focos problemáticos.

Se combinarán diversas acciones, como el sistema de captura a través de trampas con jaulas de gran tamaño adaptadas a la legislación vigente, utilización de rapaces en otras circunstancias y métodos de exclusión física (pinchos, alambres, etc.) en otros. Un sistema combinado en función de las circunstancias y lugares. Junto con estas acciones se pondrán en marcha otras, como campañas de sensibilización dirigidas a ciudadanos que alimentan a las palomas para que dejen esta práctica.

La superpoblación de las palomas conlleva según los servicios veterinarios municipales una escasez de los recursos de los que se alimentan, y que los animales contraigan enfermedades, y mueran de hambre. El edil de Salud Pública recuerda que entre los problemas que acarrean, además de la suciedad de sus excrementos y heces en azoteas, tejados, terrazas, balcones… están los gorgoteos, la fabricación de nidos y los malos olores, conllevando todo ello efectos nocivos sobre la salud pública, el mobiliario urbano y los espacio públicos.